El krill es un crustáceo parecido a un camarón pero de apenas 2,5 centímetros de largo y 2 gramos de peso. Viaja por el Océano Antártico en grandes bancos compuestos por millones de individuos con unas densidades de 20 kg/m³. Se alimenta del fitoplancton que flota sobre las aguas y es el alimento preferido de focas, ballenas, pingüinos, aves y otras especies marinas.
Una rotura en la cadena alimenticia, de la cual el krill forma parte, podría tener consecuencias catastróficas en términos ecológicos. Es pues, un elemento estratégico en la biología antártica, constituyendo quizá uno de los eslabones más importantes de la red trófica. De las 85 especies que se conocen, la más extendida es la Euphausia Superba, denominada normalmente krill antártico, una de las más abundantes del planeta. Se estima que sólo en la Antártida la superficie total de la zona de distribución de este krill representa cuatro veces y media la extensión de Australia. Por su abundancia y por contener la combinación de nutrientes antioxidantes más potente que se conoce, los científicos consideran que puede convertirse en uno de los alimentos más importantes del futuro. Los distintos estudios que se están llevando a cabo en todo el mundo van poniendo al descubierto las extraordinarias propiedades nutricionales y terapéuticas del aceite de krill.
Una rotura en la cadena alimenticia, de la cual el krill forma parte, podría tener consecuencias catastróficas en términos ecológicos. Es pues, un elemento estratégico en la biología antártica, constituyendo quizá uno de los eslabones más importantes de la red trófica. De las 85 especies que se conocen, la más extendida es la Euphausia Superba, denominada normalmente krill antártico, una de las más abundantes del planeta. Se estima que sólo en la Antártida la superficie total de la zona de distribución de este krill representa cuatro veces y media la extensión de Australia. Por su abundancia y por contener la combinación de nutrientes antioxidantes más potente que se conoce, los científicos consideran que puede convertirse en uno de los alimentos más importantes del futuro. Los distintos estudios que se están llevando a cabo en todo el mundo van poniendo al descubierto las extraordinarias propiedades nutricionales y terapéuticas del aceite de krill.
Los usos más comunes del krill incluyen la acuicultura, como cebo en la pesca deportiva, comida para peces en los acuarios y la elaboración de productos dietéticos. En Japón se utiliza como alimento y se le llama «okiami», un preciado ingrediente utilizado en sopas, ensaladas y entrantes. Se caracteriza por su sabor salado y fuerte parecido al de una langosta. En el resto del mundo, el uso del krill se limita al de sus derivados, como el aceite, que se utiliza como suplemento nutricional por sus propiedades tanto nutritivas como medicinales.
Aceite de Krill
El aceite de krill contiene muchos y poderosos nutrientes como ácidos grasos omega-3, fosfolípidos, antioxidantes, vitaminas, flavonoides, etc., que hacen de él un aceite con notables propiedades terapéuticas eficaz en dolores articulares, hiperlipidemias, inflamaciones y síndrome premenstrual, entre otras muchas dolencias. De hecho, es el único aceite marino que combina ácidos grasos omega-3, fosfolípidos y antioxidantes, tres sustancias fundamentales para que el organismo humano pueda funcionar correctamente y mantener o recuperar la salud.
El aceite de krill antártico es más estable y más resistente a enranciarse que el aceite convencional de pescado, lo que quiere decir que dura más y no se oxida en el organismo. Puede durar 2 años fuera del refrigerador y 4 años adentro del mismo. No deja sabor a pescado ni produce reflujo.
El aceite de krill antártico es más estable y más resistente a enranciarse que el aceite convencional de pescado, lo que quiere decir que dura más y no se oxida en el organismo. Puede durar 2 años fuera del refrigerador y 4 años adentro del mismo. No deja sabor a pescado ni produce reflujo.