Las antocianinas son pigmentos que confieren el color rojo-azulado típico de las frutas del bosque (arándanos rojos o azules, moras…) y están muy presentes en frutas de temporada, como las fresas. Los flavonoles, que son amarillentos, proporcionan el sabor amargo a algunos cítricos como el pomelo.
No se puede olvidar, no obstante, que es un estudio observacional y, por lo tanto, no da lugar a asociaciones causales. Además, el consumo que se calculó que realizaba la población de la muestra fue muy variable, con cifras que oscilan entre 12 y 15 mg/día, en las ingestas más bajas, hasta 1.252 mg/día de las más elevadas. Una ración de frutas como las grosellas o los arándanos (un bol) puede contener más de 500 miligramos de antocianinas.
La posibilidad de que los resultados estén sesgados por los estilos de vida, sin embargo, se ha minimizado al máximo. Se han tenido en cuenta y se han controlado la mayoría de los posibles factores de confusión relacionados con la hipertensión arterial: tabaquismo, índice de masa corporal, actividad física, consumo de alcohol, historia familiar, consumo de aspirinas y numerosas variables alimentarias. Por otra parte, los resultados reciben más consistencia por el hecho de que la asociación se haya encontrado en exclusiva con las antocianinas y no con otros flavonoides.
Los antioxidantes de los vegetales son, en general, capaces de bloquear la acción de los «radicales libres», unas sustancias que provocan daño celular y están implicadas en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, algunos tipos de cáncer y determinados trastornos degenerativos.
En las bases de datos de alimentos que reflejan el contenido antioxidante de los alimentos, las frutas rojas, como fresas, moras, arándanos y grosellas ocupan las primeras posiciones. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que un mayor contenido de estas sustancias no refleja que este alimento sea más saludable que otro, ya que depende de que los antioxidantes se absorban o no, lo cual está aún en estudio.
Respecto a las frutas rojas, con independencia de que estos alimentos contengan compuestos potencialmente beneficiosos para la salud, la recomendación de las sociedades científicas de nutrición es la de tomar una gran variedad de frutas, verduras y hortalizas en el marco de una dieta rica en alimentos de origen vegetal. Ningún alimento consumido de forma aislada es responsable de la curación o prevención de trastornos o enfermedades. Esta premisa sirve para tantos otros alimentos sobre los que se ensalzan sus «supuestos poderes curativos», como puede ser el aloe vera, la soja, el té verde o las bayas goji.
Cabe recordar que los expertos en nutrición y dietética no insisten en el consumo de un tipo de fruta o verdura en particular, sino en que estos alimentos vegetales, desde la máxima variedad y en su justa medida, no deben faltar en la dieta diaria.
En los herbolarios y tiendas de dietética especializadas, se pueden encontrar zumos concentrados de estos frutos, por lo que en menos volumen podemos tomar más cantidad del alimento y por lo tanto una mayor concentración de antioxidantes, flavonoides,antocianinas, etc.
Estos jugos tomados con las comida habituales nos pueden beneficiar o prevenir ciertos trastornos.
Jugo de arándano: Utilizado para prevenir o mitiga la infección de orina, entre otros.
Jugo de Granada: Actúa favorablemente sobre el metabolismo prostático y de otros órganos.
Zumo de fruta de Goji: Contiene gran cantidad de vitaminas y minerales, aminoácidos, y ácidos grasos esenciales. Por lo que se utiliza contra la «baja energía».
FUENTE: MARIA MANERA – www.consumer.es – EROSKI