La calabaza perteneciente al género de las cucurbitáceas hay de muchísimas maneras, comestibles y no comestibles, por lo que a nosotras nos ocupa hablaremos de la calabaza común, la que todas conocemos y podemos encontrar en estas fechas en los mercados y aquí en Valencia en los hornos ya asadas, para conocer un poco más su propiedades y usos.
Este manjar de otoño destaca por tener muchos nutrientes y muy pocas calorías (26 Kcal/100g), por esta razón es aconsejable para diabéticos y dietas hipocaloricas.
Contiene muchas vitaminas a destacar el grupo B, vitamina C y al igual que las otras hortalizas de color naranja contiene betacarotenos, precursor de la Vitamina A, un potente antioxidante.
Su contenido en fibra es muy elevado por lo que mejora el tránsito intestinal reequilibrando la microbiota, se aconseja así en casos de estreñimiento, colitis o como saciante también.
Gracias a su alto contenido en agua es una buena ayuda en caso de retención de líquidos además de ayudar a eliminar toxinas.
Las semillas también muy conocidas son ricas en zinc, manganeso y selenio. La cucurbitina en ellas presente ayuda a contrarestar infecciones y patologías del aparato urinario tanto masculino como femenino, además de ser un buen antihelmintico, particularmente eficaz contra la tenia.
En cosmética es muy usada sobretodo para la elaboración de mascarillas facial, que ayudan a hidratar, limpiar y suavizar la piel.
MASCARILLA SUAVIZANTE (piel normal, mixta y grasa)
Machacar unas semillas con un poco de pulpa de calabaza, mezclar con miel y yogur blanco hasta obtener una textura cremosa. Aplicar en el rostro durante al menos 15 min.
Es apta sobre todo para pieles grasas y mixtas, dejando como resultado una piel más limpia, hidratada y desinflamada tras su aplicación.