Bienestar, Estilo de vida, Nutrición
Porque
la primavera es cambio, renovación, renacimiento…es un tiempo de plenitud de
energía e inspiración para hacer todo lo que nos proponemos, pero también es
tiempo de transición y decaimiento,
aparecen las molestas alergias, los diferentes trastornos digestivos
provocados por el hígado o la vesícula biliar así como descompensaciones en los
niveles de colesterol.
Según
la MTC (medicina tradicional china), cada estación se relaciona diferentes
elementos.
En primavera, el órgano estrella es el hígado (junto con la vesícula
biliar), el tejido asociado son los músculos, el sabor predominante el ácido/agrio
(que estimula la formación y secreción de bilis y facilita la digestión), el
elemento que rige la madera y el color el verde. Por eso en este tiempo la
naturaleza nos regala los alimentos más favorables para este tiempo:
ü * Verduras
y plantas verdes,
que son limpiadoras y equilibradoras, depurativas y antioxidantes (germinados,
judías verdes, brécol, alcachofa, puerro, apio, cardo, aguacate y perejil).
* Hortalizas que nacen en sentido
ascendente: espárragos y apio.
ü * Frutas ácidas y blancas como el
kiwi, la lima, la uva verde o la manzana verde.
ü * Cereales: la avena, el trigo, el
centeno y sobretodo la cebada.
ü * Legumbres:
los
guisantes, soja verde y soja blanca.
Una
vez más, podemos encontrar remedio o prevención en nuestra alimentación.
Aquí
te proponemos una ¡receta depurativa de
primavera!
ENSALADA DE CEBADA CON
GUISANTES Y AGUACATE
Para cocer la
cebada: 1 taza de cebada, 2 tazas de agua, una pizca de sal
marina. Cocer la cebada previamente lavada con 1 vaso de cereal por 2 de agua.
Dejar hervir 5 min, bajar el fuego y cocer a fuego bajo con tapa 35 min, hasta que todo
el agua se haya evaporado. Pasar
inmediatamente por el agua fría.
Para la ensalada:
1 taza de guisantes cocidos, 1/2 taza de
cebolleta (mientras la cebada se cuece marinamos la cebolleta en salsa de soja,
bien picada), aceitunas negras, ½ pimiento rojo,
escalivado y pelado cortado a cubos pequeños, 1 c.s de salsa de soja, 1 zanahoria grande
cortada a dados.
Para el aliño
de crema de aguacate: 1 aguacate, 2 c.s. de zumo de limón, 1 c.s. de AOVE, 1 pizca de
pimienta negra. Batir bien hasta adquirir una salsa no muy espesa. Mezclamos la
crema de aguacate con la ensalada de cebada justo antes de servir.
Bienestar, Control de peso, Estilo de vida
¿Estás a dieta y te han
recomendado hacer ejercicio para hacer peso? Pues el yoga puede ser tu mejor
aliado. Seguramente pensabas en un tipo de ejercicio intenso, aeróbico, el que
hace sudar…. Ni de lejos pensamos en el yoga como ayuda para perder peso porque
lo imaginamos como una disciplina meditativa, con calma, respiraciones
profundas y para la que se necesita un cuerpo elástico y ligero. Pues te va a
sorprender todo lo que el yoga puede aportar para ganar salud y perder peso.
La
intensidad y el dinamismo: hay muchas variantes en las
que el yoga se convierte en un ejercicio intenso y dinámico, en el que se
tonifica la musculatura y se convierte en un poderoso entrenamiento
cardiovascular. Repetir vinyasas (posturas
enlazadas a través del movimiento y la respiración) como el saludo al sol de forma
dinámica, durante 10 minutos, te hará sudar…te lo aseguro.
Las
torsiones: cuando se inicia una dieta y se
empiezan a movilizar la grasa, el hígado tiene que aumentar su función
depurativa. Es un órgano interno sobre el que podemos actuar con las asanas (posturas) donde torsionamos el
tronco, como si fuera una esponja que aplastamos después de llenarla de agua
para poder usarla limpia de nuevo.
La
respiración hipopresiva: de la misma forma que el
hígado necesita ayuda, el resto de órganos internos se beneficia de la presión
alterna para movilizar líquidos, estimular el movimiento intestinal y tonificar
el abdomen a través del masaje interno que produce el diafragma.
Trabajo
del “core”: para reducir volumen de cintura, no
es sano ni necesario, hacer abdominales poniendo en peligro nuestra columna.
Trabajando de forma estática “la plancha”,
conseguimos poner en marcha el control y trabajo de los abdominales.
Trabajo
miofascial: el yoga “estira” la musculatura,
pero más en profundidad, moviliza todos los componentes que la integran, el
sistema fascial, dando un beneficio mecánico al movimiento y a la composición
del tejido.
La
circulación venosa: las posturas invertidas
facilitan el retorno venoso y descargan de presión los ganglios linfáticos
abdominopélvicos, mejorando la circulación.
El
sistema nervioso: a través del movimiento del
cuerpo, conseguimos también la relajación y sedación de la mente cuando estás
presente en poner conciencia al movimiento.
Y lo más importante: solo
necesitas 15 minutos diarios, una esterilla en el suelo y tu cuerpo, sea como sea.
No es hacer dieta, es
aprender a nutrir tu cuerpo.
No es hacer ejercicio, es cuidar tu cuerpo.
Fuente: Pilar Echevarria. Fisioterapeuta. Técnico Superior en Dietetica en prácticas. Practicante de Yoga.
Actividades, vegano
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